Abril 2020
En los diferentes hogares a lo largo de nuestro país, transversalmente las familias chilenas están viviendo un stress adicional producto de las exigencias emanadas del proceso de adaptación del sistema educativo, cuya invitación es mantener la normalidad entre ejercicios y libros. Hoy en nuestro entorno, conocidos y amigas me comentan que incluso deben enviar fotos de sus hijos realizando “la actividad”.
Cabe señalar que, desde la educación inicial siempre se ha llamado a que el desarrollo del aprendizaje sea significativo, es decir, que entre otras cosas promueve una participación activa, la autoestima positiva dentro de una mediación eficiente, desarrollar una capacidad de asombro hacia los conocimientos nuevos, que luego se transformarán en significados, para la incorporación de nuevos elementos.
Los aprendizajes no son aislados, ni tampoco se dan en ambientes tensionados que no dan paso al análisis, a la reflexión e interpretación del entorno que estamos viviendo, entonces toma mayor relevancia la generación de espacios afectivos seguros, por ejemplo, sentarnos juntos a ver una película y luego analizarla, preguntándonos ¿Qué otro final crearías? ¿Podríamos incorporar un nuevo personaje? ¿Cómo sería este?; leer un cuento, modelar en arcilla, entre otras. Estos son tiempos limitados, pero espacios de profunda conexión, son más significativos que rellenar páginas y páginas de actividades que sin duda podrá resolver en otro momento.
Los niños y niñas saben que no están en una condición de “normalidad”, creer lo contrario es simplemente desconocer sus capacidades. Las madres y padres que hoy están en sus casas y deben administrar el trabajo, las tareas domésticas y las actividades de los niños y niñas, los invito a priorizar, en la primera infancia la seguridad afectiva lo que sin duda dará paso al desarrollo de una alta valorización de sí mismo, construyendo la confianza que son elementos base desde donde se afirman los aprendizajes.
La educación busca que los niños y niñas sientan atracción por el “aprender”, cultivar su curiosidad, la capacidad de asombro, que los llevará por el camino de la creatividad, la capacidad de escucha. Los estudios de estos últimos años nos dicen que no existe aprendizaje sin emoción, este activismo nos puede llevar al efecto contrario, los invito a re valorar este tiempo desde otra mirada, siempre nos falta tiempo, hoy tenemos y es uno muy diferente.
Nuestra mayor contribución a este tiempo debe ser ¿Qué está pensando un niño o una niña hoy? en estos días de pandemia, en los que nos llaman a la normalidad.
Paulina Zuñiga Jara
Educadora de Párvulos
Licenciada en educación
Post Titulo Psicopedagogía
Magister en Gestión
Debe estar conectado para enviar un comentario.